entrevista de Amador Fernández Savater y Amarela Varela a javier de Lucas sobre politicas migratorias y de asilo de la UE

Organismos internacionales calculan que unos 3.771 refugiados y migrantes murieron el año pasado al intentar cruzar el mar Mediterráneo rumbo a Europa.La Unión Europea es cómplice de la tragedia. ¿Hay otras políticas migratorias y de asilo posibles?

Javier de Lucas trabaja desde 2004 en el Instituto de Derechos Humanos de la Universidad de Valencia. Es profesor de filosofía del Derecho y de filosofía política, especializado fundamentalmente en problemas relacionados con los derechos humanos, las políticas migratorias y de asilo, la pluriculturalidad y la democracia.

Invitado en diciembre por la Feria del Libro de Guadalajara de México a presentar su último trabajo, El mediterráneo: el naufragio de Europa, Javier de Lucas impartió también un seminario en la UNAM sobre políticas migratorias, al que fue invitado por la profesora, investigadora, activista y amiga Amarela Varela.

En ese contexto, Amarela Varela, Javier de Lucas y yo mantuvimos la siguienteconversación sobre las políticas migratorias y de refugiados , las prácticas de resistencias a la violencia estatal, y los cambios del paisaje global tras los atentados de París.

¿Crisis de refugiados?

1. Javier, ¿podrías resumirnos qué perseguías con la escritura de este libro?

Javier de Lucas. Sí, lo explico muy brevemente. El objetivo principal es analizar, a la luz de las políticas migratorias y de asilo, el fracaso de la Unión Europea como proyecto político: el proyecto de un espacio común de libertad, seguridad y justicia, presidido por la noción de Derechos Humanos. De hecho, frente al deseo y al proyecto de trazar una política común, a lo que estamos asistiendo sobre todo en los últimos diez años es a una renacionalización de las políticas migratorias. El pretexto es que las migraciones tocan el ámbito de la soberanía de los estados, lo cual es cierto, pero se supone que la UE era un proyecto político que buscaba precisamente superar la lógica de acción propia de los Estados-nación.

2. Se habla en los últimos tiempos de “crisis de refugiados”, de un “reto humanitario sin precedentes” en Europa…

Javier de Lucas. Yo tengo claro que la crisis de refugiados existe desde que existen los refugiados. Si hablamos más de ello ahora no es porque constituya una novedad, sino porque hay un factor que genera movimientos de refugiados: la guerra incivil en Siria. Hay cuatro millones seiscientos mil ciudadanos sirios que han tenido que salir del su país forzosamente.

Pero no es cierto que Europa haya tocado un límite en su capacidad de acogida. El 85% de los refugiados sirios son acogidos por cuatro países limítrofes al conflicto: Líbano, Jordania, Irak y Turquía (que acoge a dos millones de personas). La situación de emergencia la viven estos países. La UE se ha propuesto acoger sólo a 160.000 personas.

El mensaje institucional y mediático de que estamos amenazados por una corriente de refugiados que desborda nuestra capacidad de acogida es una mentira demagógica y muy peligrosa. Una visión etnocéntrica y miope. No se trata de una crisis de refugiados, sino de una crisis del proyecto político de la UE.

Estado de excepción permanente

3. ¿En qué sentido hablas de “fracaso” de la UE, al hilo de la crisis de refugiados?

Javier de Lucas. Si la UE es algo más que un proyecto de mercado para establecer beneficios comunes, si también es un proyecto político presidido por la noción de Estado de Derecho, hay que decir alto y claro que lo primero que ha naufragado en esta crisis son precisamente los derechos humanos, no ya sólo los derechos humanos de “los otros”, sino la cultura jurídica del respeto a los derechos humanos (y la arquitectura institucional que los garantiza).

Con motivo de la crisis se ha creado lo que algunos juristas llaman “el estado de excepción permanente” del estatuto jurídico de los inmigrantes y los refugiados. Se trata de un régimen de excepcionalidad absolutamente incompatible con las exigencias del Estado de Derecho en el que se suspende la vigencia de las reglas comunes y se crea una figura de “infrasujetos de derecho” que permanecen en un régimen de laberinto jurídico administrativo, trato discriminatorio y estigmatización penal.

4. ¿Qué efectos concretos tiene este “estado de excepción” sobre los migrantes y los refugiados?

Javier de Lucas. Los elementos básicos del Estado de Derecho -el principio de presunción de inocencia, el principio de igualdad en el estatus de los ciudadanos, etc.- son suspendidos, pero no provisionalmente, sino como régimen jurídico para todos los inmigrantes y, en el colmo de la perversión jurídica, también para los refugiados. Despreciando así, por un lado, los derechos de los que son titulares los inmigrantes, no ya sólo en tanto que seres humanos, sino como tales inmigrantes. E ignorando, por el otro, el estatuto jurídico propio de los refugiados, que es obligatorio para todos los Estados que forman parte del sistema internacional de Derecho, establecido en el convenio de Ginebra (1951) y en el protocolo de Nueva York (1966).

¿Qué efectos tiene esto? Un ejemplo: la distinción que se hace de los refugiados que llegan por nacionalidades, religión o procedencia, dándoles a unos el reconocimiento pleno del estatus de refugiados y regateándoselo a otros hasta el punto de devolverlos -expulsarlos, mejor dicho- al país que les persigue. La inmensa mayoría de los refugiados que llegan son objeto de este segundo tratamiento.

Derecho de circulación, deber de socorro

5. Se está usando además, según explicas en el libro, una vía perversa para negar el derecho de asilo a los refugiados: las “políticas de externalización”. ¿En qué consisten esas políticas de externalización?

Javier de Lucas. Son políticas que ya se han experimentado contra los flujos migratorios. Mediante concesiones de dinero o ayuda disfrazadas de cooperación al desarrollo, se busca que los estados de origen y/o de tránsito realicen funciones de policía, bien contra sus propios ciudadanos, impidiendo la libre circulación, bien contra ciudadanos de terceros países en tránsito, impidiéndoles llegar a la UE.

Nada de esto es secreto. Es explícitamente el objetivo descarnado de la UE en sus negociaciones con los países de origen o tránsito de flujos migratorios, como nos muestra la reciente Cumbre de La Valeta en Malta. Allí la UE ha conseguido acordar, por el precio de 1800 millones de euros, que los países de la Unión Africana se conviertan en gendarmes de sus propios ciudadanos o de las personas que transitan por su territorio.

Y lo mismo ocurre con los tratados bilaterales que tiene España con Mauritania, Nigeria, Senegal o Marruecos, o el que tiene Francia con Mali, o el que tuvo Italia con el régimen libio de Gadafi, un escándalo de dimensiones insólitas. Esa política de pactos bilaterales es una política que bordea lo delictivo porque pretende impedir el derecho a la libre circulación.

6. Pero no es el único caso de políticas migratorias criminales. En el libro hablas por ejemplo de lo que ocurrió con la operación Mare Nostrum.

Javier de Lucas. Italia sostuvo en solitario durante 2014 la operación Mare Nostrum de rescate y salvamento en las costas italianas y libias, con un coste aproximado de 120 millones de euros. En determinado momento, el gobierno de Renzi pidió a la UE que asumiese el relevo, con una operación de calibre similar pero con un costo dividido equitativamente entre los 28 países miembros.

¿Y qué pasó? El Reino Unido, Francia y España se negaron en un primer momento a relevar a Italia enunciando abiertamente la tesis de que las operaciones de salvamento y rescate generan “efecto llamada”. En resumidas cuentas, dijeron que hay que omitir el deber de socorro porque si no va a venir más gente.

Impedir el derecho de circulación mediante políticas de externalización, omitir el deber de socorro para evitar que llegue más gente: son dos ejemplos clarísimos de políticas que violan la ley. Dos ejemplos de que la política europea está presidida por designios manifiestamente incompatibles con las reglas garantistas del Estado de Derecho.

La UE en guerra contra los inmigrantes

7. MigreEurop, red de organizaciones promigrantes y antirracistas en Europa, ha llegado a decir que la UE está en una situación de guerra contra los rfugiados y los migrantes. ¿Es esto exagerado?

Javier de Lucas. No, la UE está de facto en en una situación de guerra contra los inmigrantes. Es decir, una lucha por todos los medios, sin respetar procedimientos legales, con el único objetivo de detener la supuesta “avalancha” de inmigración y refugiados. Uno de los instrumentos privilegiados de esta lucha son los mecanismos de control policiales que ya no se distinguen prácticamente de los militares.

Un ejemplo: la UE sustituyó finalmente la operación Mare Nostrum por dos operaciones de carácter policial, una de ellas incluso con carácter militar. Me refiero a la  operación Sofía que plantea una fase de intervención policial sobre el terreno para destruir mediante fuerzas armadas los “barcos de la muerte” que estén anclados o transiten por el canal central de la UE (¡con el riesgo de que los traficantes usen a los inmigrantes como escudos humanos!).

No hay que ser un experto para advertir que una operación de esta envergadura, que apunta a destruir las infraestructuras dispersas de esas mafias u organizaciones, muchas veces vinculadas a bandas militares y tribales sobre el territorio, está destinada al fracaso. El precedente de las intervenciones terrestres en Libia o Siria es tan nefasto que sólo puedo pensar que esto tendría consecuencias muchísimo peores que las de las dos guerras ilegítimas en Irak.

8. En los últimos años hemos asistido a la construcción de una Europa comunitaria capaz de imaginarse adaptable a las condiciones que marcan las potencias económicas, por ejemplo, el reciente  TTIP que impuso Estados Unidos, pero al mismo tiempo los arquitectos de la eurozona se declaran “no competentes” para elaborar un programa común que garantice el asilo. Es decir, no hay una política europea común para proteger y garantizar el derecho al asilo político, pero sí la hay para lanzar operaciones policiaco-militares o para controlar “economías en crisis”, como en Grecia.

Javier de Lucas. Efectivamente. Se quiere convertir a los inmigrantes en el chivo expiatorio de la crisis para las clases populares (y ahora también la clase media) que ya no se identifican con el Estado porque éste ya no garantiza derechos sociales, económicos, etc. Hay que denunciar la idea de que los flujos migratorios son una amenaza para la soberanía nacional porque introducen delincuencia, competencia desleal en el mercado de trabajo o factores de erosión de la identidad. Son falacias que no tienen sustento en la realidad que se vive cotidianamente en los países europeos.

En definitiva, las políticas represivas sobre los flujos migratorios no tienen fundamento democrático, criminalizan a las personas sólo por su diferencia y las castigan con sanciones penales que pueden llegar a la privación de libertad sin sentencia judicial ninguna de por medio, como ocurre en esos espacios de excepción a medio camino entre las cárceles y los centros de acogida que son los CIES. Este es el verdadero naufragio de Europa.

Más allá del Estado, la respuesta ciudadana

9. Javier, hay un actor del que no habla tu libro y por el que te queríamos preguntar: ¿cuál es la respuesta de las poblaciones europeas a esta situación? Hay resistencias en favor de los migrantes, se han creado redes de acogida, ¿qué opinión te merece esto?

Javier de Lucas. Yo soy de los que piensan que Europa está a cinco minutos del abismo. La respuesta a la crisis de los refugiados ha supuesto una renuncia a lo que quedaba de proyecto europeo. Pero como dice el famoso texto del poeta Holderlin, “donde crece el peligro, crece también la salvación”. En los movimientos ciudadanos que han surgido hay elementos de respuesta crítica y también de otro modelo político para Europa. No ya sólo la queja o la indignación ante el impacto de estímulos puntuales con una fuerte carga simbólica y emocional, como la fotografía del cadáver del niño Aylan Kurdi en las costas turcas.

Me parece por ejemplo muy positiva la reacción institucional, con la iniciativa de la alcaldesa de Barcelona Ada Colau, secundada por Manuela Carmena y otros dos ayuntamientos muy importantes, como son el de La Coruña y Valencia. Estos ayuntamientos, presionados por los movimientos ciudadanos que se activaron para acoger a los refugiados que llegaban, lanzaron la propuesta de crear una red europea de ciudades-refugio. Creo que si esta propuesta llega a encarnarse tendría una potencialidad increíble. Mostraría que se pueden adoptar iniciativas que vayan más allá del margen de actuación de los Estados y que además es posible hacerlo coordinadamente a nivel europeo, contando con recursos públicos y sociedad civil.

10. ¿Dirías que la naturaleza de estas iniciativas es asistencial o también política?

Javier de Lucas. El primer impulso es seguramente de tipo humanitario. Una activación de saberes y recursos de todo tipo al servicio de las necesidades de eventuales candidatos de refugio y asilo. Pero creo que no se queda ahí. Porque al interpelar y entrar en contacto con los ayuntamientos, la masa crítica de solidaridad supone un desafío político que puede ayudar a cambiar a escala local los modos de ejercer la política, de fijar prioridades y de asignar los recursos.

El límite claro de las acciones ciudadanas de resistencia se encuentra en el hecho de que el propio mecanismo internacional de refugiados concede toda la competencia a las instituciones del Estado-nación. Es el Estado quien decide quién es refugiado o no. Por tanto, es importantísimo montar infraestructuras ciudadanas de acogida para recibir a los que llegan, pero también hay que transformar políticamente el marco jurídico-institucional y la propia lógica de acción.

Porque la lógica operativa del Estado-nación es insuficiente ante fenómenos globales como los refugiados o las migraciones. Hay que cambiar las categorías políticas zombies asociadas al Estado-nación. Esa red europea de ciudades-refugio sería un ejemplo de política transnacional, cosmopolita, al servicio de derechos y sujetos que van más allá de los límites nacionales y exigen respuestas de otro orden. Las redes de resistencia transnacional están más cerca de ese orden y esa escala que los propios Estados nacionales.

Políticas migratorias tras los atentados de París

11. Por último, queríamos preguntarte por los ataques terroristas en París. Desde diversos análisis, se interpretan como acontecimientos de la magnitud del 11S. Ya es un lugar común -aunque no del todo cierto- que tras el 11S se impone una gubernamentalidad securitaria sobre las migraciones. Te pedimos un ejercicio de prognosis y un poco de brujería: ¿qué impacto crees que van a tener los ataques terroristas y el estado de emergencia decretado en París en el gobierno de los flujos migratorios y de refugiados?

Javier de Lucas. Me temo que lo peor ya está aquí. La aplicación de una lógica militar extrema que repercute dolorosamente en el marco de discusión de las políticas de gestión de refugiados e inmigrantes. Hollande ha declarado que Francia está en guerra y ha declarado un estado de emergencia, que es el mismo tipo de estado de excepción que decíamos antes que ha contaminado las políticas migratorias y de asilo.

La excepcionalidad jurídica se acompaña siempre de un estado policial (y/o militar). Estaríamos ante un “enemigo” ante el que no valen las armas normales y que requiere armas excepcionales que suponen el fin del Estado de Derecho: la presunción de inocencia, las garantías legales, el proceso justo y debido, el principio de igualdad, etc. Del derecho penal común y garantista pasamos al llamado “derecho penal del enemigo”. Y los flujos migratorios son criminalizados y se gestionan según esta categoría de “enemigo” contra el que todo vale.

12. ¿Crees que estas políticas van a continuar o que se trata de una reacción momentánea, emocional y puntual a los atentados?

Javier de Lucas. Me temo que van a continuar y es un escenario terrorífico. El escenario de guerra es un escenario de muerte porque funciona mediante el recurso más primitivo a plantear un panorama maniqueo de nosotros (el bien) frente a ellos (el enemigo monstruoso). La lógica del chivo expiatorio, de la amenaza exterior, de la eficacia ante todo y por encima de todo, de la xenofobia y el discurso del miedo como políticas de Estado.

Se trata de una simplificación terrible de un panorama extraordinariamente confuso. Porque no estamos para nada en un típico escenario binario o bipolar entre dos bandos, buenos y malos. Entre los contendientes hay mil alianzas impuras. Pensemos en el papel esquizofrénico de Arabia Saudí, que sostiene financieramente a las redes terroristas y al mismo tiempo es aliado de EEUU. Y algo muy parecido ocurre con Rusia, Israel, Turquía… Hay una macedonia compleja de intereses entremezclados.

¿Hemos aprendido algo del 11S? Me gustaría pensar que se impondrá una política prudente y de sentido común, pero creo que no va a ser así. Pero si Francia o un ejército de tropas occidentales pone los pies sobre el terreno, las consecuencias serán tan graves por lo menos como las de la Guerra del Golfo y de Irak. En primer lugar, un avance imparable del yihadismo y además un deterioro delos derechos y libertades que afectará ante todo a inmigrantes y refugiados, pero inexorablemente a todos los ciudadanos, comenzando por los más vulnerables. Esta guerra de los Estados de la UE y de la UE se libra al coste de un deterioro del Estado de Derecho y la democracia y por eso los afectados no son sólo «los otros», sino también nosotros.

Esta entrevista está dedicada a la memoria de las miles de personas, un importante número de ellas niños, ahogadas en el mar Mediterráneo. Las últimas ayer mismo, frente a las costas griegas.

LA FUERZA (ODIOSA) DE LA COSTUMBRE

A veces la anécdota permite acceder a la categoría. El eco desaforado que ha provocado en los medios el último capricho del “famoso” de turno (por lo común, un personajillo de reality) es un buen ejemplo. Como se trata de un matador de toros (el no va más en la escala del famoseo, donde, por supuesto, no tiene cabida un científico, un maestro, un investigador), su impacto mediático rivaliza con el de los tsunamis o terremotos. Me refiero, claro, a la fotografía del lance torero ante una vaquilla, mientras sujeta con cariño a su hija, un bebé de meses.

Lo que me interesa no es el carácter reprobable del hecho en sí y de su divulgación por el padre de marras. Cualquiera que entienda que los niños tienen derechos y no son ni un objeto, ni propiedad de sus padres, lo entiende. La cuestión que trasciende la anécdota es otra. Me refiero al recurso a la costumbre o tradición como argumento justificatorio: el torero quería cumplir con una tradición familiar, explicó ante las críticas. En otros términos, <Así ha sido y así será siempre>, como asegura un personaje de novela de Waltari, invocado por Juan Cruz en su comentario sobre el suceso.

No hace falta haber leído a Aristóteles para saber de los beneficios que derivan de esa <segunda naturaleza que son los hábitos, las tradiciones, los usos y costumbres arraigados. Por más que un notable jurista dejara escrito que el arraigo de la costumbre puede deberse simplemente al olvido o la distancia en el tiempo que borra la memoria de  las coacciones e imposiciones que lograron asentar su práctica y confirieron así la pátina de “natural” a lo que era simplemente impuesto por la fuerza.

Lo más interesante es que, como argumentó muy bien Montaigne en su ensayo “De la costumbre y de la dificultad de cambiar los usos recibidos”, sólo desde un etnocentrismo cerrado podemos sostener que nuestra tradición, por nuestra, es verdadera y buena y las demás, precisamente por diferentes, son lo contrario. Alli donde la costumbre no ha sido instaurada como derecho o prohibida como ilícita, lo que debe contar es la libertad –siempre que no dañe un bien jurídico superior. Esa es una condición sine qua non para conseguir la convivencia y el mínimo de cohesión en sociedades pluriculturales como las nuestras. Imponer a otros la reproducción de nuestros usos y tradiciones y, lo que es peor, condicionar sus derechos (su reconocimiento como igual sujeto de Derecho) a la repetición de tales prácticas es un atentado de primer orden a la libertad y al pluralismo: sin ello, es imposible la democracia en Sociedades multiculturales. Por eso son también inadmisibles las apelaciones a la sagrada unidad de la patria (catalana o española, digamos), que esconden siempre ese mal argumento.

Dinamarca, espejo de la mezquindad europea frente a los refugiados

…Grita en la noche desierta.

No hay eco en el eco.

Convierte el grito eterno en noticia

rápida que deja de ser noticia cuando

los aviones regresan para bombardear una casa

con dos ventanas y una puerta”

La niña/El grito,

Mahmoud Darwish.

No hacen falta muchos argumentos para reconocer que lo que empezó en octubre de 2013 como una crisis de las políticas migratorias de la UE y se convirtió a lo largo de 2015 en lo que conocemos como “crisis de refugiados” ha culminado en una auténtica crisis europea. La UE, obligada a confrontar el desafío de responder a la exigencia de respeto y garantía del derecho de asilo/protección subsidiaria, sin desestabilizar con ello el objetivo de constituirse en un privilegiado espacio común de justicia, seguridad y libertad, basado en el sistema Schengen, ha evidenciado la principal debilidad que le aqueja. Esta no es otra que la ausencia de voluntad política de los Estados miembros para implicarse a fondo, en serio, en un proyecto realmente político y no simplemente en un espacio en el que se verifiquen los dogmas del libre mercado y sus beneficios.

El (pen)último ejemplo lo ofrecen países como Dinamarca que, de suyo, no está plenamente integrada en el modelo Schengen, cuyo Parlamento acaba de tomar una decisión que ha sido enormemente criticada: se trata de una propuesta de ley presentada por el Gobierno (liberal) con el apoyo de sus socios del Partido Popular Danés (DF), un grupo que no puede no ser calificado sino como de extrema derecha.  En virtud de esa disposición, la policía/agentes del Gobierno danés pueden requisar a los refugiados dinero, joyas y otros objetos de valor para asegurar la disponibilidad de fondos que exige el reconocimiento del derecho de asilo/protección subsidiaria. Para ser más exactos, la cantidad de dinero que sobrepase el equivalente a 1.340 euros (10.000 coronas danesas) y los objetos de elevado valor económico. Expresamente se excluyen joyas u objetos de valor afectivo.

Recordaré que Dinamarca, como el resto de los Estados europeos miembros de la UE, está vinculada por las normas del Derecho internacional de refugiados (Dinamarca es parte del sistema de Convenios PIDCP y PIDESC de 1966 y de la Convención específica, la de Ginebra de 1951) y por las propias del Convenio Europeo (artículos 3 y 8 del CEDH, Tratados de la Unión y Sistema Europeo Común de Asilo –SECA–).

La defensa de la ley se basa, de un lado, en el principio de igualdad y, de otro, en la proporcionalidad de los recursos destinados al mantenimiento de las obligaciones relativas al derecho de asilo: si a los ciudadanos daneses se les exige que, para cobrar la ayuda que se conoce como “salario social mensual”, tengan menos de 1.340 euros en el banco, los refugiados deberían someterse a idéntica condición, alegaron los partidos favorables a la ley. El salario social es proporcionalmente alto: unos 1.500 euros para solteros y cerca de 4.000 euros para parejas con hijos. Pero cabe contraargumentar si alguien en su sano juicio puede sostener sin más la analogía entre un parado danés y uno de los refugiados que llegan huyendo de esos países.

La realidad es que disposiciones legales como ésta evidencian en qué consiste la línea de acción de los gobiernos europeos ante la exigencia de cumplir con sus obligaciones jurídicas respecto a los refugiados. Se trata, ante todo, de poner trabas que dificulten el acceso legal a territorio europeo de quienes necesitan asilo (por eso tienen que acudir a mafias) y, en segundo término, endurecer las condiciones de reconocimiento de ese derecho a quienes consiguen llegar a la UE, so pretexto de las exigencias del orden público y la lucha contra el terrorismo, a los que se une el tópico de la incompatibilidad con culturas que amenazan a los derechos humanos y la democracia, cuando hablamos de personas y comportamientos, no de culturas. Por eso, no es baladí la objeción frente a estas medidas de quienes evocan su analogía con exigencias o imposiciones impuestas en otros momentos de la historia de Europa a quienes sufrían persecución y buscaban refugio, so pretexto de que llegaban en un momento de dificultad para los países que los recibían. Pensemos en la Francia de Vichy y campamentos como los de Argeles.

La primera y inexcusable obligación de todos los gobiernos europeos en este momento es garantizar el principio de non refoulement, la no devolución, que significa también la digna acogida de quienes –como sirios, afganos, eritreos, malienses– vienen huyendo de persecuciones que ponen en peligro sus vidas. Una huída en que sus propias vidas, las de sus hijos, están en riesgo. Cualquier forma de condicionamiento de esa obligación y, en particular, la exigencia de pagos (cuando no exacciones) es contraria a ese deber jurídico y sitúa a los europeos ante la evidencia del naufragio, la traición de un rasgo básico de nuestra identidad: la defensa del Estado de Derecho, ante todo, de los derechos fundamentales de todos los que se encuentran bajo soberanía europea por haber alcanzado nuestro territorio.

LOS DILEMAS DE PODEMOS Y SUS PLATAFORMAS DE CONFLUENCIA

Una de las razones del éxito de Podemos es, sin duda, su capacidad para imponer lo que se denomina “marco del discurso”. Algo en lo que coincide, por ejemplo, con la estrategia de Mas y Junts pel Sí, y ahora el nuevo President. Baste pensar en que el molt honorable Sr Puigdemont ha conseguido que todo el mundo se pregunte por quién le llama o le debe llamar y nadie repare en que hoy por hoy, la primera obligación política (y de cortesía) del Sr Puigdemont es llamar él al Jefe del Estado, un Estado al que sigue representando en Catalunya, mientras la legalidad no cambie y siempre que sea verdad que desea mantener buenas relaciones con ese Estado. Bien es verdad que los errores del Gobierno de Madrid y de quienes asesoran al rey a la hora de decidir audiencias y publicar ceses y nombramientos, se lo ponen fácil. Pero en cualquier país civilizado, en buena lógica es el Sr Puigdemont como nuevo President de la Generalitat de Catalunya quien debe solicitar audiencia al Jefe del Estado, para decirle que se quiere ir, claro, pero para hablar con él. Cortesía y sentido institucional obligan.

Volvamos a Podemos. Iglesias y los suyos han mostrado su maestría comunicativa al conseguir que se hable de la “jaula de grillos dentro del PSOE” (Iglesias dixit) y no se discuta apenas la “jaula de grillos” de Podemos. Es verdad, de nuevo, que el PSOE se presenta extraordinariamente dividido en cuanto a su estrategia política, con una buena parte del partido secundando las manifestaciones de la Sra Díaz (doña Susana), que son los deseos expresados por Felipe González y otros mandarines de la vieja generación y que, la verdad, resulta difícil distinguir del <Santiago y cierra España> enarbolado a troche y moche por el PP y C’s. Pero no es menos cierto que apenas se ha planteado la cuestión de quién debe tener voz propia en el Congreso y el Senado en esta nueva legislatura, tal y como señalaba el amigo Xavi Pérez aquí mismo, El malson de Compromis, cuyas tesis comparto en buena medida (http://opinions.laveupv.com/xavi-perez/blog/6441/23.2-el-malson-de-compromis), resurge el doble filo que subyace a la estrategia de confluencia que permitió a Podemos situarse como tercera fuerza con expectativas de sorpasso a la segunda, el PSOE: los grillos se multiplican y, de paso, se complica una vez más la tensión interna que caracteriza a Compromis.

En efecto, esa exitosa estrategia electoral de plataformas de confluencia de Podemos, particularmente en la Comunidad Valenciana, donde se llegó a acuñar una fórmula común (Ara es el moment), aplazaba –más que resolvía- la cuestión del papel y status de las dos partes de la plataforma. Es ahora cuando la formación de Iglesias no puede cerrar los ojos ante un dilema que habían conseguido ocultar, sobre todo mediante la estrategia de echar en cara al PSOE sus dificultades internas, su evidente desgarro. Pero el dilema de Podemos no es menos difícil que el que divide al PSOE, y se puede resumir en esta disyuntiva: o bien se presenta, como pretenden sus líderes, como un verdadero partido plurinacional, conforme a su afirmación de que apuestan por una España entendida como un Estado Plurinacional -ya sea con estructura federal o confederal- siempre  con referéndum de autodeterminación mediante, o bien regresa a la casilla de partida.

Dicho de otra manera, hoy emerge la evidencia de que Podemos es sólo una parte en una plataforma electoral y, por tanto, le es exigible a la formación de Iglesias que haga honor a la obligación de mantener su compromiso, el que adquirió con las plataformas de confluencia. Ese compromiso exige que cada una de las plataformas tenga su propio grupo y, por consiguiente, su propia estrategia, su propia visión respecto, entre otras cosas (quizá sobre todas las cosas) a la estructura territorial. Las tres contrapartes, catalana, valenciana y gallega, no ponen la prioridad en la articulación de una España plurinacional, sino en el ejercicio del derecho de autodeterminación, sin que haya unanimidad sobre la postura a sostener en esos referenda, salvo quizá por lo que se refiere a la Sra Oltra, que parece manifestarse a favor de una estructura de Estado plurinacional y no a la prioridad sí o sí de referéndum de autodeterminación (menos aún ha dejado claro cuál sería su postura en dicho referéndum). Así las cosas, Podemos queda al descubierto cómo un partido estatal, que se alía con formaciones nacionalistas con intereses al menos potencialmente contradictorios con el declarado proyecto plurinacional.

Es verdad que aún queda una salida que podría resolver este dilema que a muchos les parece más bien una aporia. Me refiero a la inteligente argucia que ha planteado Monica Oltra, para que sea el PSOE quien les solucione el dilema, como precio para pactar un gobierno alternativo a Rajoy. Una tentación que, a mi juicio, no es suficientemente sugestiva para que caiga en ella P Sánchez, porque daría alas al sector más cerradamente españolista del propio PSOE que busca la gran coalición con el PP.

La Vicepresidenta del Consell de la GVA y líder de Compromis, Mónica Oltra, publica en El Pais del lunes 18 de enero un artículo (“¿Legalidad o atropello democrático? Propuesta a Pedro Sánchez”,  https://t.co/8ZAwa7IaaI vía @elpais_espana). En la primera parte, la Sra Oltra sostiene ante todo que la negativa a formar 4 grupos parlamentarios es <un atropello democrático y una ilegalidad>. Para eso se apoya en una discutible interpretación del artículo 23.2 CE 78 que, sorprendentemente, fundamenta ante todo en la comunicación de los resultados electorales por parte de la vicepresidenta primera del Gobierno Rajoy y en la web del Ministerio del Interior. Lo más interesante, en todo caso, es lo que se afirma después, dos argumentos que me parece, en cambio,  bien fundamentados. Me refiero a su tesis de que, en definitiva, lo importante es hoy es la voluntad política y, en segundo lugar, a su exigencia de igualdad de trato entre las cesiones del PSOE a ERC y DyL y el  “favor” análogo que el PSOE debería ofrecer en relación con las tres contrapartes “nacionalistas”, por así decirlo, de las plataformas de confluencia con Podemos. El gambito, la apuesta más inteligente, creo, es la última fórmula que ofrece al Secretario General del PSOE: que los socialistas cedan en el Congreso 1 diputado para posibilitar un grupo parlamentario común para las 3 plataformas nacionalistas que concurrieron en alianza con Podemos.

Se trata, en mi opinión, de una solución razonable y viable. Es más, no creo que perjudicara al PSOE acordar ese “préstamo”, aunque no estoy tan seguro de que las otras dos plataformas (gallega y catalana) lo considerasen suficiente. Pero es un paso que puede desbloquear el objetivo más razonable: una alternativa de gobierno frente a la del PP y C’s.

En todo caso, esa propuesta/solicitud no puede ocultar que si se formula es por la necesidad de que el PSOE les resuelva el dilema que Podemos y sus plataformas de confluencia no aciertan a despejar. Y tampoco oculta que dentro de Compromis siguen muy activas las discrepancias entre el Bloc e Iniciativa, como deja clara la posición del diputado Baldoví, que había puesto buena cara al acuerdo de Compromis con Podemos, que le aseguraba al menos un escaño y de hecho, le ha premiado con más. Baldoví ya ha dejado claro que, en caso de carecer de grupo propio, prefiere ir al mixto en lugar de quedarse en el grupo de Podemos. No se sabe si esto presagia el regreso a la batalla en el seno de Compromis y, quizá, también en la comunidad autónoma. Antes o después Iniciativa tendrá que escoger: seguir riñendo con el Bloc dentro de la coalición Compromis, constituirse en un partido autónomo (que puede recoger electorado del Bloc, de Esquerra unida –su origen-, pero también de Podemos y de un sector del PSPV), o bien optar por una fusión con Podem Valencia, que es entre todas las agrupaciones de Podemos la que ha manifestado mayor sensibilidad a la identidad nacional.

El Imperio contrataaca

Mientras las salas de cine de todo el mundo hacen caja con el nuevo episodio de Star Wars, aquí estamos aún en el episodio de otra trilogía, El imperio contraataca. Apelo a la inteligencia de los lectores para que acepten que no explique la metáfora en la clave usual, el enfrentamiento entre la Cataluña heroica y resistente y el malvado imperio español, sino a otro escenario, el interno, el de los catalanes entre sí, que remite a la dialéctica entre JxS y las CUP, o, en realidad, a la historia de <Mas contra todos>, incluida ERC. Visto así, el Imperio sería el proyecto secreto de Mas, frente a los anarcoides republicanos de las CUP e incluso a los republicanos de orden como Junqueras.

Ya sé que la narrativa oficial es otra: la que nos cuentan la eminente Rahola, los excelentes periodistas de TV3 y Ara y demás exégetas del Sr Mas. Todos ellos proclaman que lo que hemos vivido en estos días de enero sería el despertar de la fuerza, gracias al sacrificio de Han Solo/Mas que habría inmolado su papel protagonista para que lo desempeñe la generación de sus “herederos”, al frente de los cuales estaría Casademont (que, eso sí, parece más Chebwacca que el propio hijo de Solo). Si embargo, no es arriesgado aventurar que para la mitad al menos de los catalanes, la historia se contaría de otra manera. Por ejemplo, para los “rebeldes” que soñaban con una fratría de iguales (las CUP y Catalunya sí que es pot), Mas sería Artur I el astuto, el taimado senador Palpatine que aspira a erigirse Emperador, con la ayuda del sith tránsfuga –todos lo son- Romeva. Palpatine/Mas, en su lógica imperial, habría librado tremenda batalla contra sus aparentes compañeros en la República, los cupaires «radicales izquierdistas ultrarrevolucionarios», rebeldes frente a cualquier proyecto de Imperio, legítimos herederos de los legendarios “defensors de la terra”. El triunfo de Mas I el astuto habría consistido en forzar al suicidio colectivo a esos jedi/cupaires, al grito de <¡la cabeza de un convergent vale la de 10 antisistema!>. Particularmente doloroso para las filas de los cupaires fue la adhesión a ese reverso tenebroso nada menos que de quien era la esperanza de la República, el otrora jedi Baños, que podría incluso reaparecer convertido en un convergent Darth Vader. Y en ese viaje, hasta la padawan de Baños, Anna Gabriel, habría rendido sus armas al imperio del mal.

Así las cosas, en Catalunya (como en España) quedarían algunos episodios antes de llegar al momento en que la fuerza despierte y para entonces descubramos al verdadero Skywalker que, como corresponde a lo políticamente correcto, no es quien lo pretende, el taimado aunque sensible Oriol, sino la nueva general Leia …Ada Colau, por supuesto, cuya llegada como mesías es intuida por Palpatine/Mas como el momento más temido, de donde su necesidad de evitar elecciones en marzo. Continuará.