LA PAH Y LA DEFENSA DE LOS DERECHOS

La legitimidad en la lucha por los derechos

A propósito de la estrategia “patrimonial” de la PAH

Javier de Lucas

Para Alicia Desahucio, con respeto y afecto y desde la distancia respecto a la PAH.

 

 

 

Tengo el máximo respeto por quienes han padecido o padecen una situación que me parece tan injusta, inhumana e incluso cruel como es la legislación española aún vigente sobre desahucios. Respeto al que añado el agradecimiento por el valor, el coraje cívico que han demostrado a los ciudadanos que decidieron  asociarse en PAH y mantener una firme voluntad de enfrentarse a esa estafa social.

Precisamente por eso, me parece obligado sumarme a algunas voces como la del blog teniente Kaffee, en su crítica a lo que provocativamente denuncia como  una estrategia de  <postureo constitucional> por parte de la PAH y la Señora Colau, http://www.eldiario.es/protesto-senoria/Postureo-constitucional_6_162443768.html . Mi crítica se acrecienta ante la campaña lanzada por la propia PAH esta semana, el lunes 12 de agosto, con el propósito de que el Defensor del Pueblo presente el recurso de inconstitucionalidad elaborado por la plataforma:http://www.infolibre.es/noticias/politica/2013/08/12/la_pah_propone_una_campana_acoso_telefonico_para_que_defensora_del_pueblo_avale_recurso_6756_1012.html

Quizá deberíamos recordar que todo comienza cuando, con tanta contundencia como (a mi juicio) considerable imprecisión,  los portavoces (de la PAH el para mí muy fiable letrado Sr Mayoral y la valiosa activista social Sra. Colau) anunciaron que la Plataforma había elaborado un “recurso de constitucionalidad” contra la ley que el PP impuso como reforma del  injusto marco legal de los desahucios, reforma que consideraban manifiestamente anticonstitucional ( Recurso de la PAH ante el TC contra la Ley Antidesahucios del Gobierno del PP (PDF, 07/08/2013)). Pero cuando el PSOE anunció que se sumaba a esa iniciativa  y que presentaría un recurso con la firma de 50 de sus parlamentarios, la PAH estalló ante lo que parecía considerar una usurpación de la legitimidad de la plataforma: http://www.infolibre.es/noticias/politica/2013/08/07/la_plataforma_antidesahucios_pide_psoe_que_avale_recurso_ante_constitucional_vez_quot_apropiarselo_quot_6628_1012.html. La respuesta del PSOE que en cierto modo plegó velas para no enfrentarse a la PAH puede verse en: http://www.infolibre.es/noticias/politica/2013/08/10/el_psoe_intenta_apagar_polemica_con_pah_atraerse_los_grupos_recurso_ante_tc_6721_1012.html. La PAH continuó su campaña manteniendo una, también a mi juicio, calculada ambigüedad sobre el hecho evidente de que no tiene capacidad jurídica para plantear un recurso de constitucionalidad y que, por tanto, debía recurrir a los partidos políticos o al Defensor del Pueblo para que así lo hiciera. Eso sí, aparentemente, con la condición de que no de debía modificar una coma de “su” recurso. El último paso, ante la evidencia de que el plazo para que el Defensor del Pueblo interpusiera recurso concluía esta semana, y que no cuentan con los 50 parlamentarios para hacerlo (pese al apoyo de Izquierda Plural (IU-ICV-CHA), ERC, Amaiur y Compromís-Equo, apoyo recibido y aceptado a diferencia de lo que ocurrió con el PSOE), ha consistido en proponer la mencionada campaña de seudoescrache al Defensor, con las etiquetas #bancCriminal, #DefensoraDefienda y #ElRecursoDeLaPAH y a través de  la plataforma oiga.me.

A mi juicio, el verdadero punctum dolens de la estrategia de la PAH consiste en que estos últimos pasos en su  también a mi juicio legítima y justa causa de acabar con el fraude del mal parche frente al drama de los desahucios que fue la ley aprobada por la mayoría absoluta del PP, parecen poner de relieve algo que excede incluso a ese su problema, su tragedia. Porque esta línea de acción toca el núcleo mismo del debate sobre la necesidad de renovación de la legitimidad democrática. Y, a mi entender, la toma de  posición de la PAH, que es legítima, claro, pero sólo respetable si sus argumentos lo fueran, podría implicar el riesgo de una considerable confusión acerca de la legitimidad social y política para luchar por los derechos, una cierta visión “patrimonial” de esa lucha (calificativo que sugirió en un debate en Facebook mi colega Pepe Calvo) en la que el copyright de quién fue primero y más ferviente defensor fuera más importante que los derechos mismos.  Y, sobre todo, en la que con el agua sucia del desprestigio ganado a pulso por cierta clase política que ha hecho de la corrupción su sello, tirásemos el fundamento mismo de la legitimidad en cuestión que, para mí, es el respeto a lo acordado libre y razonadamente como marco legal: el respeto al Estado de Derecho, el respeto a lo que acordamos que debe valer como ley y a la tarea de los tribunales en ese Estado de Derecho. Quiero decir que, a mi entender, toda ley se puede modificar y aún tenemos la obligación de tratar de hacerlo. Pero sin arrogarse exclusividades o privilegios en esa tarea, en aras de supuestas superioridades morales o autenticidades políticas. Nadie puede pretender estar por encima de los demás en esa tarea, pública, de todos, que es la lucha por los derechos y por el Derecho, que es la tarea política básica de todos los ciudadanos y que da sentido al Derecho y al Estado de Derecho.

Y es que pareciera como si la tarea de garantizar la legitimidad democrática ahora hubiera cambiado de titular. No me refiero al soberano que es y no puede dejar de ser otro que el pueblo, todos los ciudadanos. Los representantes políticos son servidores de ese soberano. Hasta ahí podíamos llegar. No hablo de eso. Me refiero a una especie de pendant político, por otra parte explicable ante los excesos y  bloqueos impuestos por un perverso juego de mayoría alentado por leyes electorales y de financiación de partidos a todas luces necesitadas de profunda renovación, un juego perverso cuyo resultado más sucio es la corrupción. Proclamada por no pocos ese Delenda est la democracia representativa y sus instituciones, el garante y el instrumento de la democracia auténtica (ya estamos con los calificativos) serían los movimientos sociales, los únicos no sospechosos de manipulación de nobles causas en aras de intereses espúreos. El test de la legitimidad democrática consistiría, pues, en el papel de esos movimientos. Porque la otra cara de la moneda sería ésta: los clásicos agentes institucionales, en primer lugar los partidos políticos, pero incluso el propio Parlamento y otras instituciones constitucionales (el Defensor del Pueblo, los tribunales de justicia) estarían bajo sospecha. De forma que sólo admitiríamos que luchan por los derechos si lo hacen en apoyo o de consuno con tal o cual movimiento social. De paso, esa sospecha recae sobre la legalidad constitucional y sobre la actuación, insisto, de los tribunales de justicia que, debido a su rigidez e inadecuación a la realidad social, deberían ser orillados como procedimientos inservibles y que, más allá incluso de viejas apelaciones a un uso alternativo del Derecho, pasarían a un cuarto plano, mientras se nos propone (o se nos predica) que nos dispongamos al inminente advenimiento de una verdadera ruptura constituyente, quizá bajo la guía del sendero luminoso que nos señala el movimiento social de turno…

Lo reitero: no soy yo quien va a discutir el merecido reconocimiento con el que cuenta  la PAH como movimiento social y político. Ni su aportación a la pedagogía democrática, tan abandonada por los clásicos agentes institucionales, por ejemplo, por partidos y sindicatos, pero también por buena parte de las instituciones, comenzando por la jefatura del Estado, el monarca y la casa real que le rodea. Y es que, por otra parte, ¿cómo vamos a creer o aprender de quienes con sus hechos contradicen lo que pretenden defender?. Sí. La valía de la PAH, su contribución a una sociedad más decente, mejor, su reco trabajo ciudadano anclado genuinamente  en la solidaridad y que ha denunciado eficaz y valerosamente una forma de hacer política que parece otra cara de los negocios y, sobre todo, que no deja de producir víctimas, es indiscutible. Son un activo social y político, en el sentido de la reivindicación de lo público y por eso me pareció muy merecido el premio con el que les distinguió el Parlamento europeo. Precisamente por ello, considero muy desafortunado que la PAH haya entrado aparentemente –es obvio que puedo equivocarme; ojalá sea así- en una dinámica que acaba creando otras víctimas y contribuye al descrédito de todo lo que no se pliegue a su estrategia. Con todos los respeto y matices necesarios, algo como lo que ha pasado con algunas asociaciones de víctimas del terrorismo. Así me lo parece ese juego según el cual ilusionan a la opinión pública con la confusión de que van a plantear un recurso, recurso que saben que no pueden llevar a término por sí solos. El hecho de convocar la rueda de prensa de presentación del “recurso”, el 7 de agosto,  a las puertas del Constitucional,  contribuye a la confusión. Porque, evidentemente, el tal “recurso” no se presentó. Necesitaban que otros lo presenten (el Defensor o 50 parlamentarios):  claro que quizá es que en su estrategia no les conviene mancharse las manos con el apoyo del PSOE,  aunque  eso sea incoherente con el hecho de       que la PAH haya estado pidiendo que la sociedad civil y sus agentes -y los partidos lo son- compartan su problema. Tampoco me parece muy coherente descalificar obsoletas formalidades legales, para a continuación acudir sin empacho a triquiñuelas jurídicas propias de leguleyos, con la coartada de fondo de que su fin es bueno y legítimo. Y en tercer lugar, me parece indigno bloquear la comunicación de cualquier ciudadano con el Defensor del pueblo, que es el resultado –daño colateral, quizá?- de su última medida de presión, que no puede dejar de perjudicar a los demás ciudadanos que quieren, que necesitan contactar con el Defensor…y que acaban siendo victimas de la PAH, lo que me parece el colmo de la paradoja cruel…

 

 

 

LA PAH DEBE RECTIFICAR

LA PAH DEBE RECTIFICAR

Javier de Lucas

 

 
La reacción de la PAH ante las decisiones del PSOE y de la Defensora del Pueblo (DP)  a propósito del recurso de inconstitucionalidad contra la ley 1/2013, me producen una decepción que, sin ánimo de ofender, reconoceré que raya en la indignación. Eso me obliga a pedirles con respeto, pero con firmeza, una urgente rectificación. No lo hago con propósito de descalificación. Al contrario, precisamente porque valoro muy positivamente su aportación ciudadana –en términos de renovación de la democracia y de contribución a la lucha por los derechos-, porque creo que la PAH ha jugado y juega un papel positivo en la ampliación de una democracia de los ciudadanos –ante los evidentes límites del actual marco legal de  las ILP o del recurso de constitucionalidad-, porque ha realizado una excelente pedagogía democrática sobre el derecho constitucional a la vivienda,  creo que es exigible de la PAH que no incurra en estrategias y tomas de posición que parecen propias de las organizaciones anquilosadas que con justicia critican. Como algún otro comentarista, disentí en su momento de la estrategia seguida por la PAH al presentar su “recurso”: http://alrevesyalderecho.infolibre.es/?p=1561. Estas son las razones en las que ahora baso mi propuesta para que rectifique:
1) Primero, porque me parece que la estrategia seguida por la PAH a la hora de informar de su “recurso” es, como mínimo, ambigua, si no directamente tramposa. La PAH sabía perfectamente que, según lo dispuesto en el artículo 162.1 de la Constitución,  no podía presentar ningún recurso de constitucionalidad. Podía haber aprovechado para presentar una campaña que exigiese la ampliación de los sujetos legitimados para interponer este tipo de recurso. Sin embargo, impuso una escenificación mediática que producía la impresión contraria a  buena parte de la opinión púbica: convocar el 7 de agosto una rueda de prensa a las puertas del Tribunal Constitucional en la que presentan (a la prensa) su “recurso”. Desconozco si la PAH intentó con anterioridad dirigirse a alguna de las otras instancias que pueden presentar ese recurso (los Ejecutivos autónomicos y los Parlamentos autonómicos). En todo caso, tras esa presentación a la prensa, se dirige a todos los diputados del Congreso para que firmen a título individual el recurso de la PAH. Pero se niega a aceptar que el PSOE lo presente como tal grupo parlamentario o 50 de sus diputados o senadores, por temor a la manipulación…¿quién manipula a quién? Y, sobre todo, siendo cierto que el PSOE perdió durante años la oportunidad de modificar ese marco legal injusto, ¿qué margen se le ofrecía al grupo parlamentario del PSOE cuando la alternativa era o firmar el borrador de la PAH sin modificar una coma o ser tildados de oportunistas y manipuladores?

 

2) Creo que, una vez que el PSOE presentó el recurso el día 16 de agosto, sobre la base del trabajo jurídico de la PAH –como ha reconocido- pero añadiendo otros elementos, la reacción de la PAH da aún más argumentos en el sentido ya señalado. En efecto, sus críticas a esa decisión del PSOE parecerían mostrar que la PAH, al menos sus portavoces, mantienen esa concepción patrimonial –si no lisa y llanamente prepotente- de la lucha por los derechos humanos. Incluso de la sociedad civil, a la que pareciera que pretenden representar en exclusiva: y me obligan a decir que no, que a mí no me representan y que yo también soy, con el mismo derecho al menos que la PAH, sociedad civil. El hecho de insistir en que el único recurso verdadero era el elaborado por la PAH, parece una muestra de esa actitud. Es como si lo importante para los portavoces de la PAH fuera que quedara claro que la PAH es la única instancia legítima en materia de lucha contra los desahucios, y no que se recurriera la ley 1/2013. ¿Quién debe conjugar el verbo “apropiar” que la Sra Colau ha atribuido al PSOE? ¿En qué se diferencia la PAH del oportunismo atribuido al PSOE?
3) Además, me resulta como mínimo discutible  la estrategia de la PAH frente a la otra instancia legitimada para plantear el recurso de inconstitucionalidad, el Defensor del Pueblo (DP). Vaya por delante que, a mi juicio, el DP podía y debía haber presentado ese recurso contra la ley 1/2013.  Sé que el criterio que mantiene su actual titular es el mismo que sostenían anteriores Defensores (en particular el Sr Múgica) que preferían no personarse si otro actor legitimado constitucionalmente lo hacía. No comparto ese criterio de actuación. Yo mismo he pedido con otros colegas y organizaciones y en otras ocasiones que el DP interpusiera recurso (por ejemplo respecto a la ley 4/2000) sin éxito.  En todo caso, la decisión me parece discutible, pero no necesariamente perversa o maligna, ni, menos aún, la prueba inequívoca de que la actual titular del DP actúa al servicio de intereses espurios. Y habrá que recordar que no se trata de una decisión personal, sino de la Junta de Coordinación del DP.

 

4) Ya sostuve que, a mi juicio, era un error esa decisión de la PAH publiucada el 12 de agosto y consistente en plantear un “escrache” de comunicaciones, una semana antes del fin de plazo de presentación del recurso (por qué no antes?), una suerte de bloqueo de la comunicación con el D,P a base de inundarlo con mensajes y llamadas:http://www.infolibre.es/noticias/politica/2013/08/12/la_pah_propone_una_campana_acoso_telefonico_para_que_defensora_del_pueblo_avale_recurso_6756_1012.html .   La PAH podía –a mi juicio, debía- haber presentado mucho antes esa solicitud ante el DP ofreciéndole el margen suficiente para poder examinarlo con tiempo y decidir, sin la presión de si lo presentaban – o no- 50 diputados o senadores.

 

4) Pero la reacción de la PAH ante la decisión adoptada por la Junta de Coordinación del DP el día 16, de no presentar recurso, roza la contradicción y sobre todo, lo inadmisible: ¿cómo se puede decir  que cuando se dirigieron a la Defensora con su recurso «… se lo hemos dado sólo por si tenía dificultades y no sabía cómo hacerlo, pero si sus servicios jurídicos querían podrían haber redactado otro» , al mismo tiempo que se quejan de que el PSOE se “apropie” del recurso de la PAH? En qué quedamos? Si la DP hubiera interpuesto un recurso distinto del borrador de la PAH también la habrían criticado por apropiación? Lo grave, sobre todo, es el estilo barriobajero de las críticas formuladas en los mensajes que formaron parte del “escrache” a la titular del DP y que se reforzaron después de la decisión del DP: toda la razón que se puede tener al criticar que la institución del Defensor del Pueblo no interponga recurso, se pierde por la descalificación intuitu personae hacia la Sra Becerril. Así, la señora Colau, se pregunta en varios comentarios si el hecho de que Becerril sea «ex diputada del PP y marquesa de Salvatierra» (encima, ignoran que no tiene el título nobiliario que le atribuyen, después de su divorcio…) es «incompatible para que defienda» una reclamación ciudadana…»Todo el mundo sabe que para defender los Derechos Humanos hay que tener título nobiliario hereditario, eso da mucha sensibilidad. Oiga, señora ilustrísima marquesa de Salvatierra y Defensora del Pueblo por la gracia de dios, ¿qué tal si #DefensoraDefienda #ElRecursoDeLaPAH?», añadía en otros dos comentarios.

 

Luchar por los derechos supone enfrentarse, incluso duramente, con quienes obstaculizan su reconocimiento, su garantía y su ejercicio. Desde luego que sí.  Pero  no se defienden los derechos humanos insultando, ni desinformando, ni  reproduciendo la prepotencia de quienes los niegan. Y si uno se equivoca, como creo que ha sucedido en este caso, debe rectificar.

EL COMISARIO QUE CITABA A DYLAN, O LOS DERECHOS HUMANOS SIN CONTEXTO

DYLAN Y EL COMISARIO REHN

O LOS DERECHOS SIN CONTEXTO

Javier de Lucas

 

 

Tenía el día suelto, que se dice. Y, por qué no, decidió permitirse alguna licencia poética. Mejor aún, musical. Pidió a su secretario que buscara en Google algo de Dylan. Preferentemente algo menos conocido, que diese la apariencia de un experto seguidor del viejo cantautor…y le salió Ballade of a Thin Man, una compleja canción del álbum de 1965  Highway 61 Revisited, protagonizada por un estrafalario Mr Jones (http://www.azlyrics.com/lyrics/bobdylan/balladofathinman.html). El tono irónico y hasta crítico, quedaría bien, se dijo. Por ejemplo, donde Dylan canta algo así como “algo está pasando por aquí, pero tú no te enteras, Mr Jones!” (Because something is happening here/But you don’t know what it is/Do you, Mister Jones?).

Ni corto ni perezoso, colocó esos versos al principio y al final de su post  Spanish Sketches A.D. 2013: Can Spain achieve what Ireland and Latvia did?  y lo colgó el 6 de agosto (http://blogs.ec.europa.eu/rehn). Un post dedicado esta vez a amonestar a España, ese socio preocupante que, pese a los esfuerzos ímprobos de Mariano -siempre obediente y disciplinado-, debería tener la valentía de dar un paso más en el modelo de equilibrio y reforma de la economía europea por la que tanto  se esforzaban los líderes del FMI, al igual que los de la Comisión Europea dirigida por Barroso (él mismo sin duda; incluso el español Almunia…). ¿Cuánto le había dicho Lagarde que recomendaría el FMI a España? Sí, una reducción del 10% de los salarios en dos años sería un buen ejemplo de una meta seria, que permitiera el “tan esperado punto de inflexión”. O sea, una “devaluación interna”, como la que había dado resultados tan exitosos en Irlanda y Letonia, modelo de lo que España debería ser capaz de asumir. Y con argumento nada malo: favorecer el empleo de esos centenares de miles de jóvenes españoles que incrementaban la tasa de desempleo.  Sí, decididamente España, como Mr Jones, tenía que poner el oído: no podían seguir instalados en esas cantinelas del Estado del bienestar, ideologías arcaicas propias de los que no se enteran de que el mundo que cuenta  está ya en otra cosa.

Pero lo que no cuenta el comisario finlandés son otros datos: por seguir con los modelos que propone imitar, resulta que basta acercarse a los indicadores que más preocupan a los ciudadanos, como el paro y el poder adquisitivo (bien es verdad que esa es una variable que al comisario no le preocupa: ¿acaso mandan algo los ciudadanos?), desmienten semejante optimismo: Irlanda ha pasado del 6,4% de paro en 2008 al 14,7% en 2012 a pesar de haberse estancado en su poder adquisitivo. Y Letonia, del 8% al 14,9% de paro, pero además sus ciudadanos han perdido un 8,9% de capacidad de compra.

Aún peor. No es sólo que al buen Olli le parezcan cuentos de vieja eso de la prioridad de los derechos sociales, corazón del modelo social europeo. Es que él mismo tiene un pensamiento más abstracto que el fobotipo que los ingleses achacan a la filosofía alemana y realiza esa operación tan frecuente que consiste en desvincular los derechos de su contexto. Aunque fue precisamente un descendiente de esa tradición filosófica, Marx, quien puso en evidencia ese pensamiento abstracto en su conocida crítica del concepto burgués de derechos humanos. Es ese planteamiento irreal el que le permite seguir diciendo que sí, que por supuesto tiene la mayor preocupación por los derechos de los ciudadanos, de los trabajadores. Pero habría que recordarle al comisario Rehn, a la Sra Lagarde y demás cabezas de huevo al servicio de sus verdadero amos –que no de los ciudadanos-, que no es así como se garantizan los derechos. El contexto histórico, social, las condiciones concretas, son imprescindibles para medir si la presunta preocupación cojncide con la garantía real, efectiva. Y entonces resulta fácil comprobar que nuestro Olli habla de boquilla, precisamente como ese Mr Jones al que critica Dylan.

¿Qué es eso de analogar todos los salarios? ¿De qué salarios habla cuando pide la reducción del 10%? Evidentemente, no del salario de Christine Lagarde (un 10% de 320.000 euros)? Ni del suyo como comisario (un  10% de 250.000 euros)? No son esos sueldos sobre los que se piden rebajas, porque, además,  a ellos les incrementan el salario cada año, seguramente por lo bien que lo están haciendo. ¿Sabe el buen Rehn que los 25000 euros  -o incluso los 32000 euros -que supondrían en su caso y en el de Lagarde tales reducciones, son más del doble del salario completo medio de un trabajador en España, que apenas llega a 12000 y casi cuatro veces más que el salario mínimo interprofesional? Sabe que cuando habla, pues, de bajar el sueldo un 10 % le está diciendo al trabajador español medio que pierda 1200 euros de sus 12000?

Al final habría que reconocer que sí. Probablemente el secretario de Rehn escogió bien dentro del repertorio de Dylan. Pero no para sostener sus argumentos, sino para permitirnos conocer mejor al comisario. Porque ¿quién no le reconocería en la descripción que ofrece Dylan de Mr Jones? ¿No es Rehn alguien que parece sobre todo preocupado por su imagen entre los académicos dominantes (esos que predican el evangelio neoliberal) y por citar de memoria lo política y culturalmente correcto? (you’ve been with the professors/ and they’ve all liked your looks/
With great lawyers you have/ discussed lepers and crooks/
You’ve been through all of/ F. Scott Fitzgerald’s books/
You’re very well read,/it’s well known ). ¿No podríamos decir que, con su post, Rehn ha entrado como un elefante en una cacharrería o, como dice Dylan de Mr Jones, “you walk into the room/Like a camel”.

Quizá habría que recomendarle, por seguir con la canción, que saque su nariz del muro y se ponga unos buenos auriculares para escuchar la realidad. Sí, eso es lo que necesita Rehn. Escuchar de verdad a Dylan y, de paso, releer el ensayo de otro sabio, el texto de  Marx sobre La cuestión judía al que me refería más arriba (puede leerse por ejemplo en http://es.scribd.com/doc/20028801/Marx-Sobre-la-cuestion-Judia )  y que nos enseña que, desvinculados de las condiciones reales, esos derechos proclamados como humanos sólo sirven para mantener el espléndido aislamiento de unos pocos, los que se pueden permitir vivir como islas, en un océano de miseria. Que Rehn se ponga auriculares, y escuche  lo que le gritan millones de ciudadanos en Grecia, Portugal y España, hartos del despeñadero al que las recetas de las buenas intenciones de Rehn y sus condiscípulos con las que está empedrado nuestro infierno. De otra forma, merecerá el reproche del payaso a Mr Jones:  “cómo se siente uno siendo un friki?” («How does it feelTo be such a freak ?»)