Decálogo para quienes se inician en la filosofía del Derecho, o Siete pilares de la sabiduría iusfilosófica, y tres imperativos de prudencia
Hace mucho tiempo recibí un consejo que, con mayor o menor fortuna, he tratado de aplicarme: hay que ocuparse de las cosas importantes con ironía y sentido del humor. La docencia y la investigación en filosofía del Derecho y filosofía política han ocupado gran parte de mi vida. Son, para mí, cosa muy seria. Y por esa razón, en este seminario de hoy quiero enfocarlas con ironía y sentido del humor. Así pues, he confeccionado un decálogo, que se despliega en lo que he llamado 7 pilares de la sabiduría iusfilosófica y 3 principios de prudencia, virtud que hay que practicar siempre, siempre.
Empezaré por lo que denomino 7 pilares de la sabiduría iusfilosófica
1) El primero, obliga a recordar que la filosofía del Derecho y la filosofía política, como manifestaciones de la razón práctica, que es mi concepción de esos saberes, exigen tratar las cuestiones jurídicas desde una perspectiva que sea consecuente con la convicción de que el Derecho es sobre todo eso, una actividad práctica, eso sí, altamente institucionalizada, cuya finalidad es orientar, juzgar y en su caso sancionar las conductas. Por tanto, el Derecho es en gran medida argumentación e interpretación orientadas a justificar sus decisiones. Añadiré que, en esa tarea, me parece acertada la máxima de Ost: no sólo ex facto oritur ius; hay que complementarlo con ex fabula oritur ius. Las narrativas, el discurso, son muy importantes para quien cultiva estas disciplinas
2) Dicho lo anterior, nuestra tarea es sectorial y específica: exige el conocimiento de lo que se nos presenta como realidad jurídica, normativa, jurisprudencial y doctrinalmente. No podemos hacer filosofía del Derecho sin mantener fresco nuestro conocimiento de las disciplinas jurídicas, del Derecho existente:
Historia del Derecho y Derecho Romano
Derecho Internacional
Derecho Constitucional
Derecho Penal
Derecho Civil
Derecho Público (Admvo y Eclesiástico)
3) Me parece capital, en tercer lugar, conocer la historia del pensamiento jurídico y político. Hay que conocer al menos tratados básicos de los que ofrezco algunos ejemplos:
Truyol
Fassó
Sabine
Verdross
Welzel
González Vicén, “La filosofía del Derecho como concepto histórico”
4) Y por supuesto, los clásicos:
Diálogos
República y leyes
Etica y Politica
San Agustin
Teoría de la ley y la justicia en la Summa
Maquiavelo,
Hobbes
Locke
Montaige,
Montesquieu
Kant
Hegel
Husserl
Ihering
Kelsen
Popper
Por último, tres ámbitos del saber jurídico a los que tenemos que estar atentos si queremos dar clase e investigar sobre asuntos filosófico-jurídicos:
5) Derechos humanos
6) Sociología del Derecho
7) Feminismo jurídico y político
Dicho todo lo anterior, añadiré tres imperativos que conviene tener presentes en el quehacer como profesores e investigadores de filosofía del Derecho:
*estudiar, estudiar y estudiar.
*aprender a trabajar en equipo y no aislarse: escuchar, consultar, debatir
* un principio de prudencia: frente al publica o perece, lo cierto es que no todo lo que circula entre las neuronas merece pasar al papel y, menos aún, ser publicado. Escribir ayuda a aclarar las propias ideas, pero es bueno pedir opinión a alguien autorizado, antes de publicar.