No soy de los que frecuentan la gala de los Goya. Y este año, menos aún. Reconozco que la industria cinematográfica de nuestro país va algo mejor. Me alegra que haya una eclosión de mujeres en las tareas cinematográficas (dirección, producción, étc). Pero la cosecha de 2024 me parece, con todos los respetos, mediocre.
Me gustaría hacer una primera y muy breve reflexión: uno puede compartir hasta la médula causas como el derecho a la eutanasia, los derechos de los inmigrantes o la inclusión equitativa de la diferencia. Eso no hace que las películas que hablan de esas causas o incluyen a actores que se han significado personalmente en alguna de ellas, sean buenas, como tampoco los guiones o las actuaciones de los actores. Valga para el galimatías organizado a propósito de la para mí mediocre película de Jacques Audiard, <Emilia Pérez>, cuya protagonista no me parece buena actriz y aún peor opinión me merece el personaje. Audiard me parece un buen director, y ha hecho películas infinitamente mejores que este narcomusical que me parece mediocre.
La que a mi juicio es la mejor película española de 2024, no es candidata a ese Goya, ni tampoco al Goya a la mejor dirección. Sí al Goya la mejor actriz, para quien es a mi juicio hoy la mejor actriz del cine español, Patricia López Arnáiz, que merece ese Goya, como merece siempre ir al cine para verla a ella.
Hablo de <Los destellos>, claro y coincido en mi juicio con el amigo Alfons García y, por una vez, con el crítico Boyero. No me han gustado las películas que ha dirigido hasta ahora Pilar Palomero, pero sí, y mucho, ésta. Me ha gustado también gracias a un estupendo guión (que es candidato al Goya a guión adaptado por la propia directora, sobre la base del relato de Eider Rodríguez “Un corazón tan grande”) y a un elenco bien dirigido por ella, con menciones especiales para el siempre magnífico Antonio de la Torre (candidato al Goya como mejor actor de reparto) y para Marina Guerola, candidata al Goya a mejor actriz revelación: ambos lo merecen, creo.
Discrepo del entusiasmo en torno al <47>, aunque ese actor portentoso que es Eduard Fenández se merece a mi juicio todos los premios, también este año, por esa película o por su papel en <Marco>. Pero la dirección de arte, el diseño de vestuario y el montaje, son flojísimos, pese a tener candidaturas a sus categorías en estos Goya, por no hablar del endeble guión, que adapta mal una historia real, ignora el papel de Comisiones Obreras y del Partido Comunista, por mucho que simpatice con la causa de esa lucha social y con esa historia de charnegos que ganan. Desde el punto de vista cinematográfico, insisto, la película en conjunto me parece muy floja, aunque seguramente va a ganar muchos Goyas y entre ellos el de la categoría de mejor película, pese a su deficiente ritmo, a que es burdamente maniquea y al propósito demasiado obvio e históricamente falso de loar el catalán como vehículo de integración.
Como película, y aunque también le encuentro problemas de guión y de ritmo, me parece menos mala <Casa en flames> aunque, salvo Alberto Sanjuan y Emma Vilarasau, el resto de actores, pese a que cuenten con varias candidaturas al Goya como actrices de reparto, me resultan postizos en sus actuaciones.
De las tracas musicales que son candidatas incluso al Goya como mejor película, me abstengo de hacer juicio. Y tampoco me gustó en su día <La habitación de al lado>, dirigida por Almodóvar, por más que comparto la causa de la defensa del derecho a la eutanasia y admire a Julian Moore y, menos, a Tilda Swinton.
Ah! y sigue siendo un misterio para mí que haya una categoría de Goya al mejor sonido, cuando apenas hay una película española en la que los diálogos de los actores sean audibles para el común de los espectadores: bien es cierto que el problema está sobre todo en que nuestros actores hacen gala de no saber vocalizar…
Me alegro del reconocimiento a la trayectoria de Richard Gere, que no es un actor extraordinario, pero sí muy eficaz y ha encarnado papeles que están en la historia de todos nosotros. Y encima, atrae nuestra simpatía por las causas que abraza.
Termino: ojalá se alce al premio como mejor película europea <Flow>, que lo merece aunque muchos sigan pensando que las películas de animación son sólo un juego para niños. O, en su defecto, <La zona de interés>. Espero que no lo gane la última y muy publicitada versión de <El conde de Montecristo>, que me parece sencillamente deplorable y menos aún lo de Audiard. Pero me suelo equivocar.