RAZONES PARA LA HUELGA GENERAL
Como decíamos esta noche, en la tertulia de Hora 25, la decisión de ir a la huelga general es una decisión política que se adopta por razones justificativas, junto a razones de oportunidad y de eficacia.
Vamos a la justificación.
Pocas veces unas políticas públicas han ofrecido tantas razones para la huelga como en esta del 14 de noviembre de 2012. Hablamos de políticas de ablación (no de recortes) de derechos fundamentales, como reforma laboral, las reformas en educación, salud, pensiones, la brutal subida del IVA que daña directamente al acceso a la cultura, presididas por esa prioridad sagrada de equilibrio del déficit, artera y antidemocráticamente introducido como norma fundamental en la reforma constitucional pactada por Rajoy y Zapatero. Un objetivo que se nos impone con el arma del miedo.
Esta huelga general lo es sobre todo contra el sufrimiento impuesto a los más débiles, a quienes tienen menos recursos. Una huelga como gesto -quizá desesperado, pero más que razonable- de solidaridad de todos los que no queremos sentirnos mónadas, átomos, sino personas, parte de una sociedad que debería ser mejor, más equitativa, que pueda dar esperanza de futuro a esos jóvenes que debieran tenerlo por delante y sin embargo sólo contemplan el exilio. Porque nosotros, la generación que ha vivido el éxito de una cierta modernización de España, de un incipiente Estado del bienestar, de un país casi «normal», libre de las ataduras de la ignorancia, la superstición y el prejuicio, vamos a aprender en la carne de nuestros hijos lo que es la emigración forzosa, el salir obligados por la necesidad y no para el turismo…
Mal andamos de información y de ciudadanía cuando hay que explicar que sí, que esta huelga es política y precisamente por eso, más necesaria. Aunque lo hagamos con pesimismo, aunque dudemos de la capacidad de entendederas, de reflexión y de respuesta de una clase política que, en gran medida, parece instalada en ritmos geológicos, incapaz de reaccionar a tiempo ante nada…
Una huelga como último recurso legítimo, porque es un derecho fundamental y aún más en tiempos que, lamentablemente, son de guerra, tal y como nos explicara Susan George: una guerra que nos han declarado, que no hemos declarado nosotros. Una guerra contra la que hay que reaccionar utilizando hasta la extenuación, sí, todos los medios del Estado de Derecho.
Razones de oportunidad
Sí, es este el momento. Cuándo si no? Y si nos dicen que aquí y ahora esto perjudica a la marca España, hay que responder lo evidente: el perjuicio a la “marca” España es el que provocan estas políticas que priman los intereses de la banca y de las multinacionales, que olvidan a los ciudadanos y en particular a los más débiles. Lo que perjudica a España es no actuar sobre la fuga de capitales, sobre el fraude fiscal de quienes dejan de contribuir con fortunas que escamotean a nuestro país depositándolas en Suiza. Daño a España hacen esas entidades financieras que después de amasar dinero con la burbuja inmobiliaria han practicado a mansalva las ejecuciones civiles que son en nuestro país las ejecuciones hipotecarias, los desahucios (500 diarios, más de 400.000 en estos 4 años)…
Y que no nos hablen de paz social…la huelga general es un derecho (y un último recurso; sí, ese es el riesgo…) que se pretende pacífico aunque, evidentemente, choca con intereses y con el normal ejercicio de otros derechos, como el de deambulación. Pero es un coste mínimo, sobre todo frente a una falaz paz social que se asienta en el miedo.
Razones de eficacia
Sí, cabe decir que la huelga puede ser, será eficaz. Sólo que en otros resultados. Probablemente no se conseguirá que el Gobierno cambie de política, ni que convoque el referendum sobre una politica contraria a su programa. Pero apuntalaremos otro resultado y muy importante: nos veremos, nos reconoceremos, sabremos que no estamos solos, aislados. Sacaremos a la luz nuestras razones. Ofreceremos solidaridad frente al sufrimiento, solidaridad con la que al menos por un día venceremos el miedo que nos ahoga como sociedad, ese miedo que según Roy, el personaje de Blade Runner, “significa vivir como esclavo”. El que, según escribía Spinoza en el Tractatus Politicus, invalida el alegato de la paz social, porque esa paz basada en el miedo y la inercia de los ciudadanos, que se ven abocados a comportarse como ganado, como eclavos, no merece el nombre de sociedad, porque es sólo soledad. Vencer el miedo. Ganar el futuro…
Sí a la huelga!